El aceite y la salud

La famosa “Dieta Mediterránea” se ha convertido en un término habitual en nuestra vida cotidiana. Dado que a lo largo del tiempo, el uso del aceite de oliva se confunde entre sus aplicaciones como alimento y medicamento, hemos olvidado que la “bonanza” de este “alimento” reside en que el aceite de oliva es un ZUMO DE FRUTOS lo cual lo hace completamente diferente del resto de los aceites, que para su consumo deben ser previamente transformados. El aceite de oliva puede ser consumido directamente conservando, así, todas sus propiedades.

El papel de las grasas en general

 

Una dieta equilibrada requiere del aporte diario de grasas adecuadas debido a que las grasas realizan un importante papel en nuestro organismo. Aunque su función principal es servir como órgano de reserva de energía también realizan otras funciones imprescindibles tales como: participar en las estructuras de las membranas celulares de todos los tejidos y en las lipoproteínas que transportan los lípidos en la sangre, actuar como precursores de algunas hormonas de gran importancia para la vida y, además, constituir el único vehículo de transporte de algunas vitaminas que son liposolubles, tales como las vitamina A, E, K y D y que sólo las podemos consumir cuando van asociadas a las grasas. Además, el consumo de grasas nos garantiza el aporte de ciertos ácidos grasos que son esenciales para la vida que tiene que ser consumidos puesto que no son sintetizados por el organismo humano (el aporte de ácidos grasos esenciales debe estar entre un 2 y un 6% de las calorías totales de la dieta, cantidades superiores tienen un efecto contraproducente debido a la peroxidación de los ácidos grasos poliinsaturados). Por último, existe un factor importante que hay que tener en cuenta y es el papel que juega la grasa en la textura del alimento: la grasa aporta una textura al alimento que lo convierte en apetecible y agradable al paladar.

 

Todas las grasas aportan la misma cantidad de calorías al organismo, sin embargo, la calidad de las grasas no es la misma y hay que tener en cuenta muchos factores que influyen en la salud. Principalmente influye la composición en ácidos grasos, sin embargo, existen multitud de componentes minoritarios que también influyen. En el caso del aceite de oliva virgen, puesto que es un ZUMO DE ACEITUNAS, existe un elevadísimo porcentaje de componentes minoritarios de muchísima importancia nutricional. Sin embargo, en el resto de los aceites, al tener que ser sometidos a refinación, se pierden los componentes minoritarios y por tanto, la calidad nutricional disminuye considerablemente.

 

El aceite de oliva en particular
Partiendo de la base de la importancia del adecuado consumo de grasas en la dieta diaria, hay que destacar el papel del aceite de oliva sobre el resto de las grasas. Hoy día oímos hablar de la importancia de ciertos ácidos llamados w6 y w3. Los expertos aconsejan una relación dietética entre las series Omega 6 y Omega 3 igual a 6:1 – 10:1. Dicha relación es óptima en el aceite de oliva sin embargo, no ocurre lo mismo en el resto de los aceites.
No hay que olvidar que al colesterol popularmente se le ha dado “mala fama” sin tener en cuenta que también juega un papel importante e imprescindible en nuestra vida. Por ello, lo importante es tener el correcto equilibrio entre el buen y mal colesterol. Está ampliamente demostrado que el aceite de oliva es la única grasa que eleva el buen colesterol y al mismo tiempo disminuye el malo.
Así mismo, también se ha demostrado que un desequilibrio en el balance “poliinsaturados / agentes antioxidantes” produce efectos nocivos para la salud como: la aceleración del envejecimiento, carcinogénesis, desórdenes en el hígado y arteriosclerosis. El aceite de oliva tiene un equilibrio adecuado entre poliinsaturados / monoinsaturados / saturados y antioxidantes.

 

El aceite de oliva contiene vitamina E que actúa como protector frente a la perooxidación.
Hoy día, las líneas de investigación se están centrando en el importante papel que juegan los polifenoles, presentes de forma natural y en elevada proporción en el aceite de oliva. Estas sustancias, que son las responsables del sabor amargo del aceite de oliva, actúan como potentísimos antioxidantes por lo que protegen frente al cáncer, la arteriosclerosis…
La composición esterólica del aceite de oliva también es algo a tener en cuenta, sobre todo porque el aceite de oliva es muy rico en Beta-sitosterol, que interviene en la absorción intestinal del colesterol, fundamental para mantener el adecuado equilibrio entre el colesterol bueno y malo.
Pero no son éstos los únicos beneficios que aporta el aceite de oliva. Así, hay que tener en cuenta su contenido en escualeno, que es una sustancia precursora de las hormonas esteroideas, o el Beta-caroteno que es el precursor de la vitamina A y que tiene, además propiedades antioxidantes.

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